Las farmacias en el Bicentenario


ANIMADOS POR EL ESPIRITU DEL BICENTENARIO Y EN CONSONANCIA CON LA RECREACION HISTORICA QUE HIZO EL GRUPO FUERZA BRUTA PARA CERRAR LOS FESTEJOS, AQUÍ OFRECEMOS EL DESFILE DE LOS MOMENTOS QUE NOS DIERON TANTA FELICIDAD A LOS FARMACEUTICOS BONAERENSES.

La primera farmacia
Con la revolución de Mayo comenzaron las demandas de tecitos antigripales de varios vecinos que habitaban alrededor del Cabildo. Ese día el querido Moreno le comentó a Castelli (que ya vivía*) lo bueno que sería que algún patriota pusiera un dispensario.

Y así abrió la primera farmacia, con la venta de compresas, ventosas, cataplasmas y paraguas para los actos patriotas (lo que fue el inicio del modelo americano de farmacias que venden de todo).

La Fundación del Colegio
Cuando se juntaron diez farmacias, Castelli propuso que se formara la Primera Yunta Farmacéutica del Río de la Plata. Todo iba bien, pero al momento de elegir quienes comandarían la Yunta, se armaron tres listas, así que fundaron un Colegio con diez consejeros y listo.

La industrialización del medicamento
Con el paso del tiempo aparecieron las compresoras, luego las blisteras y al día siguiente la Industria Farmacéutica.
Allí cambió todo, en serio.
Todo.
Aparecieron las cajitas, los visitadores y empezaron a sobrar los frascos.
Los farmacéuticos descubrimos la importancia de la fecha de vencimiento y más tarde, como era la vida cortando troqueles.

El primer convenio
Un día vinieron a visitarnos los sindicatos (y muuucho después las prepagas) para ofrecernos la visita exclusiva de sus afiliados. ¡Chochos estábamos!, todos esos pacientes impacientes por ser atendidos y felices de pagar menos por sus medicamentos.
Al poco tiempo nuestros mostradores se llenaron de credenciales y documentos de identidad y normas de atención!
El futuro parecía brillante.

La ley de farmacia
Durante la presidencia de el Roque Sáenz Peña la Argentina obtuvo dos leyes grossas: la Ley General de Elecciones y la Ley de Farmacia, que no se llamaba así, en realidad se trataba de regular a los profesionales del arte de curar.
Luego el primer peronismo ajustó las cosas y más tarde Onganía y finalmente, en esta democracia, se promulgó la querida 10606, una ley modelo que cuando funciona, nos arranca una sonrisa.
La mayor parte del tiempo no funciona y es una risa.
La ley, nosotros no.

La primera bonificación
Estábamos tranquilos atendiendo a los afiliados de las obras sociales cuando nos tocaron el timbre. Era un señor con una valija y una idea genial: compartir nuestros honorarios!
Nos convencieron de que... (tomen aire y lean de corrida) "...era necesario atender con bonificaciones para mantener el caudal de ventas y retener a los afiliados que en busca de su tratamiento también comprarían otros medicamentos y eso sostendría la rentabilidad de la farmacia a pesar de los primeros atrasos en los pagos porque la Industria se comprometía a un prontopago y a pesar de la bonificación en el mostrador quedaba lo suficiente para poder cancelar la droguería!".

Acto seguido sacó un papel que firmamos sin darnos cuenta, cerró la valija y se fue.

Los kioscos
¿Cómo llegaron los medicamentos a los kioscos?
Es un misterio de la vida.
Hay leyendas malintencionadas que hablan de un canal K de los laboratorios, o sea, ¿los Kirchner también están metidos en esto?

Lo cierto es que hay distribuidoras que abastecen a los kioscos.
Hoy se han convertido en un sector tan fuerte que, a pesar de la insensatez, algunas gestiones municipales respaldan de hecho estas ventas.

Lo más grave es que además de los kioscos, por la misma puerta entraron empresas que hacen logística y entrega de medicamentos directamente a las obras sociales, a los pacientes y alimentan el mercado negro de los medicamentos.

La primera nota de crédito
Este fue un momento inolvidable.
El mismo señor que trajo los convenios volvió con otra idea genial.
"En lugar de esperar tanto para que le paguen -me dijo aquel día- ¿porque no acepta este papelito? Es igual que el dinero, sabe igual, huele igual y se enrolla igual. Con esto va a poder pagar a todo el mundo!"

Al principio lo miré con desconfianza, pero al final me acostumbré.
Resultó que no todos me aceptan la Nota de crédito, pero ya es tarde, no?

Además, no hay que desestimar los beneficios que trae el intento de armar un pago para nuestra salud mental. ¡Nadie en su sano juicio podría resistir esta dinámica tan intensa!
Hay que ser farmacéutico.

Ahora los rompecabezas me parecen una pavada y mi fe tiene que volverse cada día más fuerte para aceptar que esa catarata de papeles es, ni más, ni menos, que lo que me tienen que pagar.

La ley de genéricos
¿Se acuerdan de la crisis del 2001?
Parecía el fin.
Un mundo sin Argentina o una Argentina sin argentinos que comenzaban un éxodo hacia cualquier lugar soportable.

Los farmacéuticos nos quedamos y cuando todavía no salíamos del asombro (o del miedo por no poder irnos) apareció Ginés y la Ley de Prescripción por nombre Genérico.
Los farmacéuticos obtuvimos un protagonismo inesperado y un respaldo a nuestras incumbencias profesionales, sobre todo a la capacidad de sustituir, una atribución que por comodidad, ignorancia o temor, no ejercíamos.

Casi instantáneamente comenzaron a llamarnos los médicos, pero no para saludar!
En una elipse imposible el mercado de los medicamentos comenzó a repuntar y volvió la alegría. Por un tiempo nuestros pacientes se olvidaron de las primeras marcas, luego todo volvió a la normalidad.

Medicamentos deluxe
Con la decodificación del ADN humano llegaron nuevas moléculas, nuevos medicamentos y nuevos problemas.

La aparición de una nueva clase de medicamentos más sofisticados después del año 2000 abrieron nuevas interrogantes: ¿cuanto le cuesta al estado Nacional el tratamiento de un paciente oncológico o con HIV?
Poca gente lo sabe, pero el dato atrae a varios aventureros que compran y venden medicamentos especiales de alto costo.
Algunos terminan en las páginas policiales.
Otros no y siguen en la misma.
Las nuevas moléculas no pasan ni cerca por las farmacias.
Si esto fuera un desfile, las veríamos bien lejos.

Modificación de la ley de farmacia
Lay ley 10606 estaba bárbara, para hacerla mejor todavía, a nuestros dirigentes se le ocurrió agregar el tema de la densidad poblacional y restringir la aparición de nuevas farmacias.
Excelente.
Al día siguiente de la sanción, las farmacias se revalorizaron.
Todo iba bien.
Nadie pensó que un día los nuevos colegas podían ser un problema.

Claro que ellos no son el problema.
El problema es que nuestras instituciones no hayan encontrado una respuesta para un crecimiento racional de las farmacias, una medida que no incida en el valor de las oficinas ya establecidas, pero que extienda nuestra red en aquellas zonas donde la población lo requiere.

No todos los colegas quieren una farmacia propia, varios quieren una defensa gremial en resguardo de sus honorarios y de su práctica profesional. Pero aquellos que soñaron con su farmacia propia deberían poder acceder a ella.

Si algún día la farmacia vuelve a ser propiedad de los farmacéuticos y no de los inversores (empresarios y ex-farmacéuticos) volveremos a integrar una red más eficiente, más justa y más consecuente con nuestro rol como agentes de salud.

Y posiblemente la comunidad farmacéutica no siga fracturándose: propietarios versus empleados.

La validación online
Y llegó el futuro, la respuesta a todos nuestros problemas!
Otra vez tuvimos noticias del señor de la valija, pero esta vez por mail.
Nos invitó a un chat en el que nos explicó las ventajas de validar las recetas: menos tiempo de trabajo, menos papeles, menos débitos y menos rechazos.
¡Que bueno!

Por fin la computadora, ese bicho con vida propia que se fue instalandó de a poco en nuestras farmacias, nos iba a alegrar la vida.

Ya nada era tan molesto, ni los virus, los disquetes, el D.O.S. o la infinita actualización de los sistemas operativos, los cables, los errores incomprensibles por los cuales no prende, prende cuando quiere o que hace que toooodooooo seeee vuuueeelvaaa leeentooo.

La compu nos conectaba a una nueva vida... ¡de más trabajo!

Lo que parecía una respuesta a nuestras plegarias, fue un castigo.
Ahora, cada día más, miles de colegas antes de validar se acercan a la pantalla de su PC y rezan bajito la oración de la validación:

"Pantallita milagrosa
no me niegues un sí,

dámelo porque a mi,

no me pagan gran cosa
y por depender de tí

mi farmacia está morosa
"

Usted ¿qué opina? (abajo puede dejar su comentario o su momento de historia)

* El Farm. Mario Castelli ha sido dirigente farmacéutico en nuestra provincia y actualmente es asesor de la COFA. Su conocida trayectoria y compartir el mismo apellido con el prócer Juan José Castelli nos ha facilitado algunos argumentos. Agradecemos su paciencia.

6 comentarios:

  1. Impecable.
    Ojalá la dirigencia tomara conciencia de que de estos once quilombos del sector la mitad son históricos, no solo no pudimos ir resolviendolos , sino que se fueron agregando otros, que tampoco resolvemos
    .
    Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio, diría un dirigente farmacéutico.

    Para mi es tristísimo, me hace acordar a las vacas en filita yendo indefectiblemente al matadero, la segunda de la fila, cuando siente la cercanía de lo que le espera, retoba un poco para atrás, y tironea. Claro, las vacas no piensan. O si, saben que si se organizaran y decidieran escaparse, sólo a los tiros se podría frenar una avalancha de vacas.

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  2. Sencillamente genial!! Felicitaciones al autor de este artículo. Y a pesar de todo lo que hemos pasado los farmaceúticos seguimos resistiendo!!

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  3. CUANDO PODREMOS DEJAR DE LLORAR Y EMPEZAR A HACER ALGO MEJOR PARA TODOS. ME REI UN RATO Y DESPUES ME DIERON GANAS DE LLORAR.MUY ORIGINAL

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  4. genial! faltaron los bonos del pami, la estafa de drofasa, la renuncia de una presidente, las marchas farmaceuticas, los cacerolazos y la perdida del convenio de ioma

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  5. Más que una desfile lo nuestro es una telenovela colegas. Es muy buena le descripción de nuestra historia y tamnbién muy gráfica nuestras perdida,
    Como dice la colega Graciela, nos llevan como a vacas y no hacemos nada

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  6. Las grandes ideas las piensan los locos,
    la ejecutan los cuerdos
    y las critican los necios; llorones cuando se les ocurriran ideas positivas que favorezcan al gremio.

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