La dependencia tecnológica de la farmacia

NUESTRAS FARMACIAS DEPENDEN CADA DIA MAS DE HERRAMIENTAS DE GESTION ADMINISTRATIVA PROVISTAS POR TERCEROS: LOS FACTURADORES, POR EJEMPLO. NOS COBRAN ABONOS POR ESOS SERVICIOS QUE NO SE SIEMPRE SE ACTUALIZAN DE ACUERDO A NUESTRAS NECESIDADES. ¿NOS ENCOMENDAMOS A TODOS LOS SANTOS? ¿LE CLAVAMOS AGUJAS A LAS FOTOS DE NUESTRAS AUTORIDADES? ¿QUE HACEMOS?

Pongamos que es jueves, las siete de la tarde y gente en la farmacia. Un paciente de PAMI nos pide una metformina. Le pedimos el carnet, vamos a la PC a validar la dispensa y comienzan los problemas.

No podemos validar (por cualquiera de la inmensa cantidad de razones que siempre nos afectan, que van desde un corte de luz, a una conectividad lenta, o saturación de usuarios, nevada o caída de meteoritos), o decidimos validar después. Lo cierto es que necesitamos o decidimos realizar la dispensa sin validar.

En una situación ideal, nuestros facturadores deberían arrojar datos de la transacción que después coincidan con la validación.

Para eso el sistema de administración (el facturador) debería tener datos como: si el medicamento entra o no, si la cobertura es la del Plan, si el precio está actualizado o si la norma de atención usada es la última que definió la obra social.

Eso sucede cuando el facturador tiene una actualización permanente de precios, normas de atención y listados críticos, lo que evitaría una diferencia de datos entre el facturador y los precios en la validación online, con lo cual los farmacéuticos sufriríamos una menor carga administrativa en la liquidación posterior a la dispensa.

Además de reducir los errores en la facturación y los debitos posteriores, con la consecuente pérdida económica.

Eso es posible.

Pero en los últimos años nuestra práctica profesional en las farmacias oficinales nos hemos visto cada vez más condicionados por la aparición de toda clase de artefactos enchufables, abominables e indomables. Prenden cuando quieren y nos hacen las cosas más difíciles... a veces.
Bueno, casi siempre.
Pero como toda herramienta bien utilizada, puede ayudarnos a optimizar nuestros recursos, multiplicar capacidades y agilizar la tarea en el mostrador.

Sin embargo el desarrollo de programas para nuestros facturadores es realizado por empresas que nos ofrecen un servicio inicial que luego no siempre se actualiza en el tiempo, a medida que van cambiando las normas de atención, las tendencias del mercado y nuestras necesidades.
Casi siempre son empresas que nos cobran un abono por mes, que deberían realizar una actualización permanente para evitar estos problemas.

Algo de eso sucedió recientemente con la "Canasta de medicamentos" o históricamente con el listado de drogas del CAMOyTE, que originó a las farmacias de la provincia de Buenos Aires una cantidad de débitos de casi dos millones de pesos que podrían haberse evitado.

La elección de los facturadores depende de cada farmacia.

Nosotros elegimos.

Nosotros podemos exigirle, a quienes nos cobran mensualmente el servicio, que nuestro facturador nos asista como la herramienta imprescindible que es.

¿Cómo funciona su sistema de facturación? ¿A quién le reclama cuando no funciona? ¿Usted cree que es necesario que las entidades farmacéuticas desarrollen un sistema que se adapte mejor a sus necesidades?

Usted ¿qué opina? (abajo puede dejar su comentario)